¿Y qué sigue?
Ya era de madrugada.
La recámara de Nadine, al igual que el resto del departamento estaba a
obscuras, en total silencio. Ella, dormida en su cama, de pronto, abrió
lentamente los ojos y, casi de inmediato, reaccionó sobresaltada. Se sentó
sobre la cama y se quedó pensativa unos segundos, mientras percibía los latidos
de su corazón. Por simple instinto, se llevó su mano al pecho y cerró los ojos.
En ese momento, a su mente llegaron las palabras de Celeste: “Cuando me
necesites, ahí estaré. No lo olvides... Sólo déjate guiar por tu corazón”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario