jueves, 20 de febrero de 2014

TOCANDO PUERTAS


“Cuando una puerta se cierra,
es porque tienes que seguir tocando otras,
hasta que se abra la indicada,
la que más conviene”.

La historia completa de Nadine no es sólo la que plasmé en La Hija de las Estrellas. Nadine tenía que crecer y evolucionar. Y ella misma me lo pidió e inspiró, para que su historia continuara. Así, luego de ese primer libro, seguí escribiendo una larga sinopsis que concluye cuando Nadine cumple 18 años y, después de haber cumplido su misión en el planeta Tierra, regresa a la lejana galaxia de la que procede. Una sinopsis que dio origen a plantearme cuatro libros más, con el sueño de verlos también publicados: Nadine, la Estrella de Milenio; Nadine, el Sendero a la Luz; Nadine, la Mensajera del Cosmos y, por último, Nadine, el Regreso a Casa.

O sea, una saga de cinco libros en total, mientras Nadine va creciendo y evolucionando, hasta cumplir los 18 años. Aunque los libros aún no están escritos, ya está la sinopsis de cada uno de ellos, lista para ser desarrollada y redactada en su momento.

Y al mismo tiempo, como parte de esos proyectos alternos, se me fueron ocurriendo otras posibilidades: una Nadine virtual, su página web, Nadine cantante y, sobre todo, la versión para cine o televisión de cada uno de los tomos.

Así, armé el proyecto completo, comenzando no sólo con las sinopsis de los siguientes volúmenes y la redacción del segundo libro, sino también, con un bosquejos de las portadas y la apariencia física de Nadine, conforme pasa de los siete años a los diez, luego a los 13, más tarde a los 15 y, finalmente, a los 18.

Esto, con la idea de buscar inversionistas o patrocinadores que me ayudaran al desarrollo del proyecto global, parte por parte. Y en especial, encontrar una productora de cine, una televisora, que se interesara en el proyecto.

El camino ha sido largo y, de nuevo, sinuoso: tres acercamientos con tres productores de la empresa Televisa, uno más con Azteca y otros con diferentes productoras y hasta con Disney. Acercamientos, cada uno, que en su momento me llenaron de ilusión y que, aunque parecía que iban progresando, de repente, como por arte de magia, se fueron diluyendo o se quedaron en lista de espera. Una amiga, una vez me dijo: “Es que Nadine, aún no quiere ser famosa. Aún no quiere ser estrella”. Puertas que se cerraron. Puertas que aún permanecen abiertas. Largas esperas. Una buena dosis de decepción con cada intento frustrado, para luego, como siempre ha sido, volver a insistir e insistir, consciente de que “cuando una puerta se cierra, es porque tienes que seguir tocando otras, hasta que se abra la que más conviene”.

Y finalmente, la magia continúa. Luego, incluso, de un intento de “secuestro” (alguien que quiso apropiarse de Nadine y arrebatarme los derechos), cada caída significó una nueva experiencia, una nueva inyección de ánimos, hasta que apareció en mi vida alguien… Alguien de quien no puedo hablar todavía, porque parece (si Dios, las estrellas y el universo entero así lo quieren), que el sueño de tantos años, incluidos diez de constante lucha y de esa magia que aunque a veces parezca esfumarse y, luego, reaparece con más fuerza, por fin se va a realizar. No en México, por desgracia. En el momento justo, ni antes ni después.

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