“Cuando
una puerta se cierra,
es
porque tienes que seguir tocando otras,
hasta
que se abra la indicada,
la
que más conviene”.
La historia completa de Nadine no es sólo la que plasmé en La Hija de las Estrellas. Nadine tenía que crecer y evolucionar. Y
ella misma me lo pidió e inspiró, para que su historia continuara. Así, luego
de ese primer libro, seguí escribiendo una larga sinopsis que concluye cuando
Nadine cumple 18 años y, después de haber cumplido su misión en el planeta
Tierra, regresa a la lejana galaxia de la que procede. Una sinopsis que dio
origen a plantearme cuatro libros más, con el sueño de verlos también publicados: Nadine, la Estrella de Milenio; Nadine, el Sendero a la Luz; Nadine, la Mensajera del Cosmos y, por
último, Nadine, el Regreso a Casa.
O sea, una saga de cinco libros en total, mientras
Nadine va creciendo y evolucionando, hasta cumplir los 18 años. Aunque los
libros aún no están escritos, ya está la sinopsis de cada uno de ellos, lista
para ser desarrollada y redactada en su momento.
Y al mismo tiempo, como parte de esos proyectos
alternos, se me fueron ocurriendo otras posibilidades: una Nadine virtual, su
página web, Nadine cantante y, sobre todo, la versión para cine o televisión de
cada uno de los tomos.
Así, armé el proyecto completo, comenzando no sólo
con las sinopsis de los siguientes volúmenes y la redacción del segundo libro, sino también, con un bosquejos de
las portadas y la apariencia física de Nadine, conforme pasa de los siete años
a los diez, luego a los 13, más tarde a los 15 y, finalmente, a los 18.
Esto, con la idea de buscar inversionistas o
patrocinadores que me ayudaran al desarrollo del proyecto global, parte por
parte. Y en especial, encontrar una productora de cine, una televisora, que se
interesara en el proyecto.
El camino ha sido largo y, de nuevo, sinuoso: tres
acercamientos con tres productores de la empresa Televisa, uno más con Azteca
y otros con diferentes productoras y hasta con Disney. Acercamientos, cada uno, que en su momento me llenaron de
ilusión y que, aunque parecía que iban progresando, de repente, como por arte
de magia, se fueron diluyendo o se quedaron en lista de espera. Una amiga, una
vez me dijo: “Es que Nadine, aún no
quiere ser famosa. Aún no quiere ser estrella”. Puertas que se cerraron.
Puertas que aún permanecen abiertas. Largas esperas. Una buena dosis de decepción
con cada intento frustrado, para luego, como siempre ha sido, volver a insistir
e insistir, consciente de que “cuando una
puerta se cierra, es porque tienes que seguir tocando otras, hasta que se abra
la que más conviene”.
Y finalmente, la magia continúa. Luego, incluso, de
un intento de “secuestro” (alguien que quiso apropiarse de Nadine y arrebatarme
los derechos), cada caída significó una nueva experiencia, una nueva inyección
de ánimos, hasta que apareció en mi vida alguien… Alguien de quien no puedo
hablar todavía, porque parece (si Dios, las estrellas y el universo entero así
lo quieren), que el sueño de tantos años, incluidos diez de constante lucha y
de esa magia que aunque a veces parezca esfumarse y, luego, reaparece con más
fuerza, por fin se va a realizar. No en México, por desgracia. En el momento
justo, ni antes ni después.
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