Así comienza la historia. Cuando Nadine, gracias
a un sueño revelador, se reencuentra con su origen y recuerda eso de que los
sueños se pueden hacer realidad, cuando uno cree en ellos, cuando la fe, vence
al miedo... Una historia mágica, dirigida al niño que todos llevamos dentro,
donde la magia se funde con la realidad, como si se tratara de un viaje hacia
nuestro interior.
Es tan
común escuchar eso de que “los sueños se pueden hacer realidad”. Una frase por
demás trillada, que, sin embargo, en la época actual, adquiere un significado
más real y definitivo, basándonos en conocimientos profundos, como el de la Ley
del Mentalismo: “Todo lo que piensas, se manifiesta”. O aquello de que “la fe
mueve montañas”, ya sin un sentido plenamente metafórico, sino más práctico y
simple... Creer en algo, hasta verlo manifestado. La voluntad, la disciplina, el
estudio. Las armas de Nadine, en esta historia en la que ella misma –al
principio en forma ingenua–, nos va llevando de la mano por universos mágicos,
demostrando la importancia de la capacidad de soñar y, especialmente, la
capacidad para llevar los sueños a la realidad.
La
historia de Nadine... Desde que, procedente de una estrella lejana, es
depositada por un ángel en el jardín de la casa de la anciana Florian –su madre
terrenal en este nuevo ciclo–, al pie de una fuente de cantera, custodiada por
unos duendes (comandados por Priscob y Chandra) que velan su sueño y que,
después, se convierten en sus amigos secretos y consejeros. Igual que Osmar –un
maestro y guía de apariencia mágica y misteriosa–, Drusilia –una muñeca que
antes fue un hada, procedente de La Legión de las Hadas, de la reina Feronia–,
así como otras cinco muñecas de porcelana (Casiopea, Kalare, Cassandra, Analuna
y Albaluz) que, de pronto, adquieren vida. Personajes fantásticos con los que
Nadine logra comunicarse y que pertenecen a otras dimensiones, a las que ella
se transporta, con sólo desearlo, llevando su mano al pecho (como si se tratara
de un conjuro mágico), para ponerse en contacto con su corazón y seguir sus
consejos y designios. Siempre enfrentándose a la incredulidad y burla de los demás,
aunque fiel a sus sueños, bajo la protección de sus amigos mágicos y de su
anciana madre, Florian, así como de otros personajes como Indra –una astróloga
de origen hindú–, Miguel –un talentoso y sensible músico–, padre de Sebastián
–un niño autista, con el que Nadine logra comunicarse–. Personajes que aparecen
en su vida y que comparten y alimentan sus sueños, a pesar del escepticismo de
otros, como la envidiosa y caprichosa Ana Gracia –una niña dark– y los padres
de ésta: Daniel y Larissa.
Sueños
que, incluso, llevan a Nadine a convertirse en La Estrella del Milenio, una
superstar que mueve masas, todo un ícono de la época actual, por ser diferente
a todas y, en especial, por la magia que proyecta en el escenario... Fiel a su
misión de despertar la conciencia en niños y adultos, en toda esa legión de
seguidores, en quienes fomenta la semillita adormecida en el corazón, con todo
su potencial de magia, donde la realidad y la fantasía se funden en una sola
chispa: la fuerza del amor y de la fe.
Así, descubrimos que Nadine cuenta con
esa facultad especial y secreta: con sólo llevarse su mano al pecho, cerrar los
ojos y desear algo con todo el corazón, sus deseos se cristalizan, en su justo
momento. Además, ante situaciones apremiantes o momentos difíciles, logra
evadirse con sólo desearlo, transportándose a otras dimensiones, donde se
reencuentra con diferentes personajes, viviendo toda una serie de aventuras y
aprendizajes, siempre en la eterna y constante búsqueda de su querida y
entrañable Celeste, esa mujer de belleza etérea, sintiendo que es una parte
vital de sí misma, una parte que le hace falta.
Una búsqueda constante
–como la vida misma– en la que, además de ir aprendiendo de las situaciones y
de la gente que encuentra en su camino y, sobre todo, de los seres mágicos que
se cruzan en su trayecto, va descifrando claves y pistas que la acercan cada
vez más al encuentro con Celeste. Hasta que, después de muchas aventuras,
enfrentamientos y lecciones, descubre que Celeste es ella misma, su conciencia,
esa chispa divina que habita en su interior.
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