¿Cómo nació Nadine?
Desde muy niño, me gustó la lectura. Cada libro que llegaba
a mis manos, prácticamente, me lo devoraba. Además de los clásicos cuentos de
hadas (el de Cenicienta fue el primero y, hasta la fecha, mi favorito),
después empezaron a gustarme novelas más extensas. Recuerdo con cariño Los
Patines de Plata, La
Isla del Tesoro y la saga del pirata Sandokán, de Emilio
Salgari. Así, fui descrubriendo esa magia cautivadora, que nos regalan los
autores, para transportarnos a lugares, épocas y universos fantásticos.
Entonces, a
esa edad, empecé a escribir la historia de una niña que venía de una estrella
lejana y tenía poderes mágicos. Originalmente, se llamaba Nadina (como la esposa
del jefe de mi papá), porque el nombre me sonaba divertido y, sobre todo,
diferente. Así, en un cuaderno escolar, según yo, empecé a escribir la historia
de Nadina,
incuyendo dibujos del personaje: una monita de ojos grandes y cabello oescuro,
con una corona de estrellas. Una historia simple que hoy, al leerla de nuevo,
me causa ternura y hasta risa. Fue apenas un esbozo, sin una trama precisa ni
un desarrollo. Quedó inconclusa y guardada en un cajón.
En esa
época, en la escuela, participé en una obra de teatro que se llamaba Los
Cuentos de Hans Christian Anderesen, interpretando a un niño que se
llamaba Erwin que, junto con otros, se reunían en un bosque, donde Hans
Christian Andersen les contaba cuentos como el de El Soldadito de Plomo, El
Traje del Emperador y Thumbelina. Mi sueño se desbordó:
algún día, como Hans Christian Andersen, verme rodeado de niños, para contarles
los cuentos que yo escribiría.
Un sueño
que se cumplió, primero, con cuatro libros,
relacionados con personajes del espectáculo: Cómo se Hace una Estrella,
Yuridia
Detrás de Yuri, Magia y Desencanto y La
Gloria Por el Infierno que dio pie a un gran escándalo y que para
fortuna mía (no en el aspecto económico), se convirtió en un best seller, con
más de 200 mil copias vendidas. Un libro que, finalmente, me abrió puertas:
varias casas editoriales me buscaron. Querían que les diera la primera opción
de mi próximo libro. Yo sabía que lo que esperaban (como en una de esas casas
editoriales me lo dijeron) era la segunda parte de La Gloria Por el Infierno
o un libro por el estilo: escándalo. Sin embargo, harto precisamente de
propiciar escándalos de y los libros faranduleros (a pesar de considerables
ofertas monetarias) decidí que había llegado el momento de cerrar un ciclo y
escribir lo que siempre quise: novela.
Así, sumergido
en la magia de un relato que me envolvió, entre duendes, hadas y planos
místicos, escribí mi quinto libro, ahora en el género de literatura fantástica.
Nadina,
cambió la última letra de su nombre y se convirtió en Nadine. Una historia que
varias casas editoriales (incluyendo las que me habían buscado), rechazaron.
Esperaban la segunda parte de La Gloria Por el Infierno y no un
cuento de hadas. Total, que las puertas abiertas, se cerraron. Nadie quería a
Nadine. Decían que la historia de una niña mágica, no funcionaría. Pero, terco,
a pesar de todo, no desistí, fiel a mi sueño, fiel a Nadine. No podía matarla,
antes de haber nacido. Sí. Nos cerraron muchas puertas, hasta que, luego de
casi dos años de intentos y el rechazo de más casas editoriales, la magia de
Nadine (una magia real), empezó a hacer de las suyas. Y las puertas que se
abrieron, fueron las que yo menos imaginé. Por fin, a pesar del escepticismo de
muchos ¡nació Nadine, la Hija de las Estrellas!
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