Aquí está la carta que recibí de la actriz, cantante y escritora, Shirley MacLaine, seis meses después de enviarle el libro Nadine, la Hija de Las Estrellas, junto con una carta. Otro regalo mágico (más otros que, luego, les contaré) que se fueron dando, cuando me sumergí en un relato que me sirvió para reencontrarme con el niño que alguna vez fui y que, tal como descubrí, sigue viviendo en mí.
La carta está escrita en inglés y está es la traducción:
Shirley MacLaine
La primera película que vi de Shirley MacLaine, cuando era niño, fue La Vuelta al Mundo en Ochenta Días, la
verdad, sin que me llamara mucho la atención. Fue hasta años después, ya en mi
adolescencia, cuando me cautivó en Sweet
Charity (Dulce Caridad), no sólo
como una artista polifacética y de lo más completa (actuaba, bailaba y cantaba),
también, por la ternura que me inspiró su personaje. Mi admiración creció
cuando (ya como una de mis actrices favoritas) la vi, como Aurora Greenway, en La Fuerza del Cariño, por la que obtuvo
un Oscar en 1983.
Volviendo
a la magia que comenzó a generarse, cuando publiqué Nadine, la Hija de las Estrellas, resulta que al poco tiempo de su
lanzamiento, recibí un correo electrónico de una chica puertorriqueña, de 28
años, Beatriz, una fan de Daniela Romo, quien, sin haber leído
aún el libro, me pidió permiso para crear en internet una Comunidad Web,
dedicada a Nadine, en el portal MSN.
Por supuesto que le dí mi autorización y le envié el libro por correo.
A
las pocas semanas, ya se encontraba en internet la Comunidad de Amigos de Nadine, la Hija de las Estrellas, a las que
se fueron sumando, no sólo amigos míos a los que invité. También, gente que
había leído el libro y, en especial, personas que sin haberlo leído, se
integraron aL grupo, incluyendo gente de Estados Unidos, España, Venezuela,
Argentina, Chile y hasta de Israel.