El reencuentro con Daniela
Romo (en 2003) fue uno de los primeros sucesos mágicos que comenzaron a
darse, desde que empecé a escribir el libro Nadine, la Hija de las
Estrellas. Primero, porque Daniela aceptó de inmediato redactar el
prólogo, no sin antes preguntarme, un tanto sorprendida, ¿por qué la había
elegido a ella y no a alguien más?
Además de tratarse de una corazonada, le recordé que cuando la conocí (a
principios de la década de los 80), para hacerle una entrevista, ella traía una
cadena al cuello, de la que colgaba un duendecito plateado del que
¡hasta me contó toda una historia!, aunque no recuerdo los detalles. Además,
desde ese primer encuentro, se mostró (como muy pocas, en mi larga carrera como
periodista) de lo más cálida, divertida y sencilla, con un “angelote” que
siempre le he reconocido. Hasta me hizo sentir que nos conocíamos desde
siempre. Ya después, le hice otras entrevistas y su actitud fue siempre la
misma: la sencillez y el encanto.
El prólogo de mi primer libro (Cómo se Hace Una Estrella),
me lo escribió la actriz María Sorté. Luego, el prólogo del
segundo (Yuridia, Detrás de Yuri), el periodista Ernesto
Hernández Villegas. Para el tercero (Magia y Desencanto),
me hizo el favor la también periodista, Fernanda Familiar. Y para
el cuarto (La Gloria Por el Infierno), le tocó a otra periodista
controvertida y gran amiga mía desde hace años: Claudia de Icaza.
Entonces, para Nadine, la Hija de las Estrellas, necesitaba a
alguien que tuviera que ver con el medio del espectáculo, en el que he estado
involucrado desde mi adolesencia. Pero, también, tenía que ser alguien que
tuviera que ver con la magia, con la fantasía. Alguien sensible.
Fue así que la primera imagen que me vino a la mente, fue la de Daniela, a
quien siempre, desde que la conozco, he identificado con la magia, la magia de
la vida misma. En especial, por las últimas entrevistas que le había hecho,
donde llegamos a tocar temas como el de la reencarnación, la Ley del Karma y
otros. Y más que nada, porque, tratándose de Nadine (una niña pura y mágica),
necesitaba a alguien como Daniela, una artista reconocida, respetada, con una
imagen limpia, que nunca ha estado metida en escándalos. Una artista que,
además de caerle bien a la gente y ser muy querida y reconocida a nivel
internacional, además de divertida, puede ser muy profunda. Y por si fuera poco
es de las muy contadas artistas a las que ¡le gusta leer! Para colmo, escribe
muy bonito y con enorme sentimiento. Sabía que ella, mejor que Nadie, captaría
el mensaje de Nadine y sabría arroparla.
Así que cuando le propuse escribir el prólogo y aceptó desde el primer momento,
me comentó que le sorprendía que hubiera pensado en ella, porque, precisamente,
ya en ese tiempo (2003) estaba empezando a escribir cuentos para niños, con la
idea de dedicarse, más tarde, a hacerlo de lleno. Así que, con toda humildad
(cuando era yo el agradecido de que alguien como ella leyera mi libro y me
escribiera el prólogo) me agradeció haberla elegido a ella, como un primer
paso, para introducirse en la literatura infantil.
Entonces, una vez más (sobre todo,luego de escuchar en voz de la propia Daniela, el prólogo que escribió paraNadine y la emoción que me transmitió con la belleza de sus palabras) comprobéque “todo es siempre por algo” y quecuando te conectas con la magia, las cosas comienzan a darse, una a una, comosucedió a partir de entonces, a raíz de Nadine, la Hija de las Estrellas.
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